Moscú, Rusia.- Rusia, el equipo anfitrión de la Copa Confederaciones, afronta el torneo en plena crisis de juego y resultados, pero obligado a dar la cara, más aún cuando el próximo año se juega el Mundial en su propia casa.
Tras los batacazos de la Copa Mundial de Brasil y la Eurocopa de Francia, en la que el equipo eslavo fue eliminado en la primera fase y logró dos pírricos empates, la prensa local no sueña con grandes hazañas.
Las esperanzas que despertó el nombramiento de Stanislav Cherchésov como seleccionador se han desvanecido, ya que ha sufrido tres derrotas y cosechado tres empates en una decena de partidos amistosos desde que asumiera el cargo hace un año.
Sólo la reciente victoria en Hungría (0-3) y el meritorio empate de la pasada semana ante Chile (1-1), favorita a la victoria en el torneo, ha insuflado optimismo a aficionados y prensa especializada.
Nadie echa de menos al italiano Fabio Capello, que acabó con la paciencia de los futbolistas con su exceso de disciplina y su conservadurismo táctico, pero la realidad es que el equipo aún está buscando el estilo de juego y a los jugadores que lo pongan en práctica.
Después de muchos experimentos, Cherchésov parece haber apostado por una mezcla de veteranos y jóvenes, que son los que deben defender el orgullo patrio dentro de un año en el Mundial.
La estrella del equipo es, sin lugar a dudas, Fiódor Smólov, el delantero del Krasnodar que ha sido el máximo goleador de la liga rusa las dos últimas temporadas.
A sus 27 años, Smólov, quien ya dio muestras de su clase en la Liga Europa, llega en plenitud a este torneo, por lo que será la clave del potencial ofensivo de su equipo.
Y es que las bajas han dejado cojo al combinado ruso, ya que en el último momento se han caído de la lista Dzagóev, el mejor jugador del CSKA y que ya se perdió la Eurocopa por lesión, y el goleador del Zenit, Dzyuba, que se resintió de sus problemas en la rodilla.
Sin Dzagóev, no hay jugador que del último pase, algo que podría hacer el joven Miranchuk (Lokomotiv), pero éste partirá seguramente desde el banquillo.
Ante la ausencia de Dzyuba, Smólov podría jugar solo o compartir espacio con el veterano Bujárov, un delantero que parecía desahuciado, pero que a sus 32 años ha tenido una buena temporada en el Rostov.
El centro del campo demuestra el estilo que intenta imponer el nuevo seleccionador, ya que se trata de futbolistas de brega, pero no exentos de cierta calidad.
El mediocentro será Glushakov, el mejor jugador del año en Rusia, en la que logró el título con el Spartak, el primero de los moscovitas desde 2001.
Debería acompañarle Zobnin, el jugador revelación de la temporada, pero se rompió la rodilla ante Hungría, por lo que Cherchésov tendrá que optar por otro medio centro defensivo -Shiskin o Tarásov- o por un jugador más ofensivo.
Como enlace entre el ataque y la defensa el elegido será probablemente Golovin, asentado a sus 21 años como titular indiscutible en el CSKA, aunque el fino Yerojin del Rostov también es del gusto del seleccionador.
La clave estará en las bandas, ya que Cherchésov saldrá de inicio con dos falsos laterales, muy ofensivos si se trata del zurdo Zhirkov (CSKA, Chelsea y Zenit) y de Samédov, interior derecho del Spartak, o menos si el elegido es Smólnikov.
Si la apuesta en la banda izquierda es Kombárov, el equipo ganará en defensa, pero perderá en ataque, ya que el lateral del Spartak es muy limitado técnicamente.
Según la prensa, Cherchésov habría apostado con los ojos cerrados por el brasileño nacionalizado ruso Mario Fernandes, el mejor lateral del campeonato ruso, pero una lesión le obligó a operarse al terminar la temporada.
La defensa es el mayor quebradero de cabeza para los rusos, ya que la portería es propiedad exclusiva de Akinféev, titular indiscutible del CSKA y de la Selección desde hace más de una década.
Cherchésov ha probado diferentes combinaciones en el centro de la defensa y el único que le ha convencido es Kudriashov del Rostov, aunque también gana opciones Vasin del CSKA, llamado a sustituir a los legendarios Ignashévich y los hermanos Berezutsky.
Rusia figura en el mismo grupo que la Portugal de Cristiano Ronaldo, actual campeona de Europa, y México, además de la débil Nueva Zelanda, así que los eslavos tendrán que jugar mejor, sino quieren hacer el ridículo ante su público.
Una victoria ante los neozelandeses en el partido inaugural del torneo el próximo 17 de junio en San Petersburgo sería un buen punto de partida.